El Cólico del Lactante… ¿Qué es? ¿Qué hacer? ¿hay tratamiento?

Un hijo es lo que más se quiere en mundo, sin lugar a dudas creo que no hay nada que pueda equipararse a ser padre o madre. Si es que son tan pequeños, que cuando ves que lo pasan mal, que algo les duele, quisieras que todos esos males te pasaran a ti y que ellos sintieran alivio, pero desgraciadamente eso no es posible. Hoy en medicadoo os vamos a hablar de un síndrome que padecen muchos peques en los primeros meses de vida, normalmente no grave, pero muy molesto que ha dado muchos quebraderos de cabeza a los papás y a las mamás, hoy hablamos del el cólico del lactante.

El cólico del lactante Podríamos definirlo como un síndrome caracterizado por un llanto excesivo y repentino sin causa aparente que se repite en el tiempo.  Se da en bebés lactantes normalmente  entre las dos semanas y los cuatro meses de edad, sin motivo o causa identificable, aun estando el niño aparentemente sano. La frecuencia de estos llantos es muy variable, dándose casos de llantos de 2 a 3 horas al día durante incluso varios días a la seman. Así que podemos hacernos una idea de la situación tan preocupante por la que puede llegar a pasar un padre y una madre con su hijo.

¿El tipo de lactancia influye?

En principio no tiene porqué, este síndrome afecta aproximadamente al 20-40% de los bebés independientemente de que la lactancia sea materna o artificial.

A todos los padres, advertir que a pesar de su apariencia es un síndrome no grave. A pesar de los llantos repentinos, la intensidad de estos, las molestias, los quebraderos de cabeza y la privación del sueño, el síndrome acabará desapareciendo espontáneamente a los pocos meses de edad y lo normal es que tu bebé está completamente sano.

¿Causas?

Muy diversas, muchos estudios los achacan a la inmadurez del tracto gastrointestinal del recién nacido, con la musculatura de un esfínter anal en tensión que impide la salida correcta de los gases. A esto, podemos sumarle otras patologías secundarias (hormonales, meteorismo, intolerancia transitoria a la lactosa, estreñimiento, reflujo, alteración de la microflora…) que aparecen en un aparato digestivo como he comentado, todavía en desarrollo.

También podemos encontrar estudios que achacan este síndrome a causas dietéticas, como la intolerancia a las proteínas de la leche de vaca, o bien porque están incluidas en la leche artificial o bien por el consumo de lácteos por parte de la madre, pasando estas proteínas al bebé a través de la lactancia. Hay  otros estudios que culpan el cólico del lactante a los casos de niños alimentados con leche materna al paso de antígenos intactos en alimentos que generan una respuesta inmunológica.

Otros estudios se decantan al consumo excesivo de aire durante la alimentación y su dificultad para expulsarla por diversas causas, tanto fisiológicas como las anteriormente mencionadas como físicas como podría ser la falta de movimiento.

Cólico del lactante

Cólico del lactante

¿Qué hacer en estos casos?

Lo que siempre debes  hacer en estos casos es llevar a tu hijo al pediatra, que es quien está capacitado para diagnosticar este síndrome y tratarlo cuando lo vea conveniente.

¿Hay Tratmiento?

Como he comentado, tu pediatra será el que valorará la necesidad o no de tratar el cólico del lactante. Los tratamientos que van desde supresión de proteínas de la leche, infusiones, supresión de lactosa a incluso farmacológico en los casos más severos.

Recomendaciones:

Sea cual sea la causa, sea cual sea el origen, en lo que todos coincidimos es que en el cólico del lactante se produce una acumulación de gases y una dificultad para expulsarlos, eso provoca dolor y el llanto del bebé de forma intensa y repentina.

Lo primero, es  tratar de prevenir la acumulación de gases y de expulsarlos en la medida de lo posible.  Para esto hay una serie de medidas que puedes adoptar en tu día a día:

Cuando des el pecho, tu bebé tiene que estar cómodo, asegúrate de sujetarlo con tu tripa entre tus brazos, además es importante que el bebé no necesite girar la cabeza para alimentarse. Debes sujetar tu pecho con el pulgar hacia arriba y el resto de los dedos por detrás de la areola. Cuando el bebé abra la boca de par en par, le acercas el pecho, asegúrate que pegue el bebé acapare el pezón y una buena parte de la areola y que su mentón y su nariz estén pegados al pecho, sin taponar, claro está.

No le des de comer cada vez que llora, espera al menos dos horas entre toma y toma, que  es lo que tarda más o menos el estómago en vaciarse. El exceso de alimentación también puede ser causante de problemas y molestias.

Si la lactancia es con biberón, comprueba que la velocidad del flujo de la tetina y la temperatura de la leche sean las adecuadas. Puedes ayudarte con un cojín de lactancia para que te resulte más fácil que tu bebé quede un poco incorporado. Sujeta la cabeza y nuca cuidadosamente con una mano y vigila que la tetina esté siempre llena de leche para evitar la ingesta de aire. En la farmacia hay una amplia gama de biberones anticólico que pueden ser más adecuados para estos casos.

Da movilidad a tu peque, no vas a malcriar a tu hijo por cogerlo en brazos. Haz actividades, juega con él, mantenlo en posición vertical, ayúdate para eso de mochilas o manducas para salir a pasear o simplemente para estar en casa. No recurras sólo al carro, el movimiento facilita el peristaltismo y favorecerá la expulsión de  gases acumulados. Además el contacto piel con piel, el movimiento, el calor corporal, los latidos de tu corazón… Son factores que ayudarán a que el bebé esté mejor y más relajado.

Masajea el abdomen de tu bebé, esto le ayudará a expulsar pequeñas cantidades de gas, puede ayudar a relajarle y además fomenta el bien estar porque ayuda a liberar endorfinas. Eso sí, no esperes al llanto, hazlo después del baño, en los cambios de pañal, cuando estés sentad@ con el bebé tranquilamente en el sofá… También puede ayudar en el momento del llanto masajear la zona vertebral-lumbar muy suavemente.

Cuando notes los gases hay posturas que pueden ayudar a expulsarlos, que van desde mantenerlo casi erguido en tu pecho con la cabeza por encima del hombro o mantenerlo boca abajo acostado sobre uno de tus brazos, eso sí siempre meciéndolo dando ligeros golpecitos en la espalda.

Si tienes más dudas… ya sabes, puedes hacernos cualquier consulta sobre este u otro tema

Fuente: Boletín de la sociedad de pediatría de Asturias, Cantabria y Castilla León.

 

 

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